Como buen hincha de Boca que soy, como Bostero que soy, no podía dejar pasar este evento sin hacer algun comentario.
Quien me conoce, sabe que vivo mojándoles la oreja. Muchos que no me conocen tanto, dirán que soy un "anti-river" antes que un hincha genuino. Quien lea esto sabrá que no necesito aclarar nada. Que la sangre azul y oro me fluye por las venas y que mis bromas o cargadas son solo parte del folcklore que acepto jugar.
Por estos días, River ha retornado a Primera "A" y se tuvo que devorar un año (363 días para ser más exactos) en la segunda categoría del fútbol argentino. Situación que era muy remota y hasta imposible allá por la década del 90, cuando el glorioso River ganaba cuanto torneo se le presentara... bue, no todos.
En la mente narcisista de un hincha de River, el juego en sí del balonpié es expresado en su máxima expresión y únicamente en los empeines delicados de un hombre que vista la camiseta de sus amores. No existe la posibilidad que un hombre que se coloque otros colores, pueda desarrollar jugadas de extrema calidad.
En la mente del hincha millonario, el único merecedor de las victorias, es aquel que hace lucir el buen gusto del fútbol, dejando a los demás en segundo plano...
El fútbol es sencillo (dicho por un básico hincha bostero): se patea la pelota y si la pelota entra al arco y el señor juez convalida la jugada, es un flor de gol, papá.
Para un hincha de River, esto es un poco más complicado. Antes de ingresar, el balón deberá pasar no menos por el dominio de 5 o 6 jugadores del mismo equipo. Realizar parábolas extravagantes en el verde césped. Y ser empujada hacia la red con piruetas envidiadas por acróbatas del Circus du Solei.
Ahora que la desdicha ha golpeado sus puertas, el hincha de River ha dejado un poco de lado las exigencias de esas piruetas, e insulta a la pobre vagina de la hermana de, por ejemplo, Cavenaghi, si este no logró meterla aunque sea con el culo.
Ya no se aplauden los túneles (o caños como quieran llamarlos) a los rivales, ni las asistencias elegantes para dejar mano a mano a un Labruna sombrío. Ahora se vitorea a aquel jugador que puede terminar en la cancha con su pantalón corto manchado con sangre (sinceramente, no les dio pena?).
Ahora que la magia del fútbol ha abandonado las piernas de los baluartes del equipo de Nuñez, la magia se ha trasladado a las tribunas. El colorido lo pone el aficionado y no el jugador. Ahora se habla de una tribuna llena de pasión, mientras que poco se ve en la cancha.
A falta de buen fútbol (no me vengan con estos dos partidos en los q metieron 9 goles, que solo puede ser una ráfaga), buenas son las banderas. Entonces se jactan de "el día internacional del hincha de River". Y yo me pregunto: ¿No son de cabotaje? El término "internacional" debería retirarse de esa efeméride rebuscada.
Y desperados por demostrar no sé que cosa, se abalanzan en coser trapos y trapitos para formar lo que sería la bandera más larga del mundo. Como diría otro hincha, por qué no van a laburarrrrrrr?
Por qué no usan ese esmero en, por ejemplo, comprarle a Poncio otro pantalón. O un movimiento más útil, piensen en los hermanos Bolivianos, Paraguayos y Peruanos a los que tanto ofenden, insultando su nacionalidad o su origen, tratándolos de pobres, mugrientos, muertos de hambre... por que no usan esa tela en vestimenta para quien lo necesita. 7829,74 metros de puro narcisismo. Logro que duró muy poco, según leí. Ya que don Julio Vacaflor (seguro un bostero hincha pelotas) que el anterior 25 de mayo de 2010 exhibió una bandera con los colores de Argentina (esos colores sí que valen), que medía un par de metros más que la vanagloriada y recontra promocionada banderita gallina.
"El argumento al que apelarán ahora los simpatizantes de River es que para ser "oficial", el récord tiene que ser homologado por Guinness, tal como ayer sucedió con el "trapo millonario". Lo cierto es, sin embargo, que existe una con casi el triple de extensión"
Y para que vean que siempre estamos un paso adelante (y con este comentario provocamos el odio gallinense)
Nos vemos, hasta la próxima bandera. ¡Salud a los reyes del casi casi!
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